(2.5.) La Ascensión de Ohr Records y el Nacimiento de Kraftwerk

En Berlín, el enloquecido y joven trío Psy Free se separó. Edgar Froese, frustrado con su actual situación, persuadió al batería Klaus Schulze para que colaborara con unos nuevos Tangerine Dream. El archi-experimentador Conrad Schnitzler completó la formación de T. Dream que creó el impresionante LP de forma libre y blitz ácido Electronic Meditation. Esta era la auténtica música Kosmische con la que habían soñado. Si A Saucerful of Secrets[i] lo hubieran tocado unos entes colocados del espacio multidimensional en lugar de los atrozmente insípidos Waters, Wright, Gilmour y Mason, entonces seguro que hubiera sonado tan real como este disco. Y Electronic Meditation también recibió un tratamiento especial. Algunos genios de la enorme discográfica alemana Metronome por fin se habían quedado con el nuevo sonido. Llamaron al productor Peter Meisel para que pusiera en marcha un sello heavy especialmente distinto, con el acento puesto en los grupos de sonido germánico y portadas especiales. Mesiel llamó al sello Ohr (“oreja” en alemán), y trajo consigo a Reinhard Hippen, el aclamado joven artista industrial, para que diseñase las portadas de los primeros cinco LPs con una uniformidad que hiciera instantáneamente identificable al sello con el Ahora Mismo. Los resultados fueron brutal y crudamente rematados, pero también deliciosos. El tema recurrente de Hippen eran los cuerpos rotos de muñecos, y en la portada de Electronic Meditation se ve a una muñeca sin cabeza atrapada por los cables de conexión de un primitivo sintetizador.
Todos los discos primerizos de Ohr son interesantes y todos aberrantes, también. En el LP Fliesbandbabys Beatshow, Floh de Cologne hacían una impenetrablemente verbosa y estructurada garage- music, como si se tratara de unos Mothers of Invention incompetentes, unos Fugs tullidos. Montones de gritos y urgentes mensajes socialistas irrumpiendo en un sonido destartalado de por sí. Mucho mejores, y ocasionalmente increíbles, eran Guru Guru, un trío de heavy-rock con el corazón puesto en el free-rock que a los MC5 nunca se les permitió grabar. Sin letras, si exceptuamos algunas voces imitando “cosas”: temibles, repetitivas y en absoluto frecuentes. En su mayor parte, simplemente extensos instrumentales, LPs de dos o tres temas por cara. Su álbum de debut, UFO, era un menage a trois espacial de Joy Division, Deep Purple y una versión más Kosmische de las majaradas experimentales con los acoples del Neil Young de Arc. Podían ser más rápidos que nadie, pero sus mejores canciones eran sinfonías de Glenn Branca ocho años por delante de su tiempo. Y menudos títulos, tío. ¡Joder! “Stone In”, “Der LSD-Marsch”, “Spaceship”, “Oxymoron”, “Der Ekectrolurch”…
El experimento de Ohr tuvo un éxito tremendo y abrió el camino para que compañías más conservadoras corrieran riesgos. En un país tan grande como Alemania Occidental, había sitio para muchos, muchos, grupos, y Polydor, Metronome, BASF y Phillips, los equivalentes alemanes a la EMI británica o la CBS americana, empezaron a correrlos. Aunque muchos de los primeros intentos eran flojas copias de los anglosajones, las dudas entre los hombres del negocio musical alemán acerca de lo que constituía el “Nuevo Sonido A La Moda”, propició que se les colaran ciertos experimentadores. Y una de las más anómalas publicaciones de 1970 fue el LP Tonefloat del quinteto Organisation en RCA Records. Aunque se presentaba con la típicamente colorida portada “heavy” de la época, esto era todo lo lejos que Organisation llegaba a alinearse con el rock contemporáneo. Encabezados por Ralf Hunter y Florian Schneider, más tarde líderes del grupo de enorme éxito internacional Kraftwerk, las raíces del grupo estaban en la Renschied Kunstakademie, donde ambos habían estudiado con Karlheinz Stockhausen. Con piezas musicales basadas en la flauta como “Milk Rock”, “Rhythm Salad” y la chirriante y percusiva bossanova arrítmica del tema titular, Tonefloat fue un anacronismo de gran discográfica ya en el momento de su publicación. Y, como la ingenua corporación Phillips alemana que publicó el igualmente aberrante LP Cluster inmediatamente después, sólo podemos suponer que el fichaje de Organisation fue rápidamente archivado en la caja usada por RCA para los “Interesantes Errores Corporativos”.
Muy pronto, Organisation se convirtió en Kraftwerk y publicó su homónimo primer LP. Pero a pesar del cambio de nombre y de pasarse al sello Polygram, el grupo siguió siendo una unidad experimental impulsada por destartaladas flautas y percusiones. Aun añadiendo una guitarra con wha-wha y un batería, Kraftwerk era un extraño, aunque fundamentalmente exitoso, intento de hacer un álbum puramente alemán. En el primer tema, “Ruckzack”, Kraftwerk no incluyeron ritmo alguno. En la última pista del álbum, un cuelgue de diez minutos titulado “Von Himmel Hoch”, sintetizadores emulaban raids de bombardeo y grabaciones de explosiones reales puntuaban la música mientras la hacían añicos. “Kraftwerk” es una palabra alemana que puede traducirse como “en obras” o como “central eléctrica”, y Ralf Hunter y Florian Schneider eran ambos unos insistentes experimentadores con una Vision propia. Grabaciones inéditas de la época les revelan en un constante estado de flujo. Kraftwerk 2 se abrirá con “Klingklang”, un mantra experimental siempre cambiante de diecisiete minutos de duración y el arranque inspirado en Stockhausen. El grupo cambiaría más allá de toda medida con su gran éxito con el álbum Autobahn de 1974. Pero Kraftwerk siempre volverían a sus fijaciones motrices, incluyendo los cambios de equipo musical. Quizá sea la psique de autobahn de los alemanes occidentales de posguerra –inconscientemente unidos a los EE.UU. a través de sus miles de kilómetros de fácilmente transitables, rectas, autopistas–. Ciertamente, el inmutable y gris impulso metronómico de la Velvet Underground se manifestaba en la mayoría de las bandas de Alemania del Oeste, mientras que solo podríamos citar, de entre todas las bandas británicas de la época, a Roxy Music como la única con una verdadera influencia de la Velvet. La mentalidad impulsora de la música de Alemania Occidental se forjó en la autobahn que va hacia el sur trazando un gran arco desde la ciudad de Colonia en el extremo occidental hasta Munich en el sur, atravesando las ciudades de Bonn, Coblenza, Frankfurt, Mainz, Mannheim, Stuttgart, Ulm y Ausburg. Únicamente en este circuito, la sed de música es del mismo tamaño que toda la escena británica. Alemania Occidental era de largo el mayor mercado de Europa. Pero la autobahn era también una de las tres mayores conurbaciones que empezaba a crear el circuito de rock’n’roll en directo, y pronto quedó claro que la música de Alemania del Oeste se podía mantener a sí misma sin necesidad de depender nunca más de la escena internacional. Pero fue justo entonces cuando apareció uno de los más espectaculares contribuyentes de toda la escena Krautrock...

[i] Segundo LP de Pink Floyd y primero sin presencia decisiva de Syd Barrett.

(2.4.) Los Primeros Balbuceos de la Música Kosmische

Alemania Occidental ahora estaba llena de supuestos grupos “psiconáuticos”. ¡Pero en su mayor parte no sonaban aún ni remotamente germánicos, intentando ciegamente tocar Rach[i] Duro!!! Otros, como Embryo, Emergency y Birth Control, mezclaban obvios teutonismos con infructuosas fusiones con el rock y el jazz británico-americano. Pero entretanto, Amon Düül II, la mitad musical de la comuna, había grabado un asombroso LP de flujo libre llamado Phallus Dei para el sello británico Liberty. Me enfrenté por primera vez a su abiertamente misteriosa portada en Tamworth Woolworth, cuando tenía trece años. Estaba con mi abuelo galés y le pregunté por el significado de “Phallus Dei”. “No se lo digas a tu madre”, bufó. “¡Significa la polla de Dios!”. Y con la publicación de esa pista titular de veinte minutos, ambas ramas de Amon Düül demostraron su compromiso con la nueva escena comunal cósmico-política. Este disco es muy extremoso, la sonora música y la mareante portada en bitono a un tiempo, como si hubiera surgido del sello de los 13 Floor Elevators en Texas, International Artists.
Más cosas estaban causando revuelo en Colonia. Los Can, inspirados en Stockhausen y la Psiquedelia, eran ahora un grupo de cinco miembros que se hallaba grabando en Schloss Norvenich, el castillo propiedad de su patrón Mani Lohe. Todos ellos, excepto uno, estaban en la treintena y eran una temible combinación de exhuberancia y amplia experiencia. Gente excepcional con una excepcional visión musical: “una comunidad anarquista”, dijo su organista, Irmin Schmidt. Pese a que las primeras piezas de Can eran situaciones más semejantes al arte performativo, su nuevo cantante, un ex–profesor negro llamado Malcolm Mooney, les empujaba continuamente más lejos, hacia el rock’n’roll más estrictamente rompedor, “... hacia la Velvet Underground”, como diría posteriormente Holger Czukay. Sus conciertos eran fantásticos, aunque Malcolm Mooney tenía cierta tendencia a irse de la olla, desmayarse o atacar al público. Pero fue la publicación de su primer álbum la que abrió la escena entera. Monster Movie es un clásico fundacional. Aún no existía ningún visionario en ninguna de las grandes discográficas dispuesto a invertir dinero en el nuevo sonido de Alemania del Oeste. Pero cuando se publicó Monster Movie en Music Factory Records, en agosto de 1969, y las escasas 500 copias prensadas se agotaron inmediatamente, la escena rock de Alemania Occidental cambió completamente. Era el primer álbum de esa escena que sonaba tan poderoso y bien grabado como cualquier disco americano o británico, al tiempo que mantenía el pensativo sonido alemán inspirado en la Velvet. Simplemente leyendo los créditos del primer álbum de los Can nos podemos hacer una idea de la actitud de la brigada musical Kosmische:

Irmin Schmidt –Adminiespacial co-ordenador y órgano láser–, Jaki Leibezeit –ingeniero de propulsión y navegante místico del espacio–, Holger Czukay –recién llegado de Vietnam; jefe del laboratorio técnico y bajista del ejército rojo-, Michael Karoli –piloto de guitarra sónar y radarizada–, Malcolm Mooney –comunicador lingüístico del espacio–.


Nota del traductor.
[i] Imitación de la pronunciación alemana de “
rock”.